Una nueva
audiencia en el juicio por la apropiación del hijo de Liliana Pereyra y Eduardo
Cagnola, desaparecidos en 1977. Este hombre recuperó su identidad en 2008 y el
Tribunal Oral Nº 4 se encuentra juzgando a los apropiadores Cristina
Mariñelarena y José Bacca; y a Inés Lugones (mujer del represor fallecido,
Guillermo Minicucci), quién habría actuado como entregadora del bebé, por el
delito de apropiación.
En la audiencia
de ayer, el Tribunal realizó la proyección de fragmentos de testimonios de ex
detenidas desaparecidas de la ESMA, que dieron cuenta del nacimiento del hijo
de Eduardo Cagnola y Liliana Pereyra en ese Centro Clandestino de Detención y
de las condiciones en que su madre dio a luz en cautiverio: “Vi a Liliana
Pereyra y supe que había tenido un bebé al que llamó Federico”, detalló Marta
Álvarez en el juico por Plan Sistemático de Apropiación de Menores, que fue
incorporado ayer a este juicio a través de los testimonios de Álvarez, Sara Solarz
de Osatinski, Alicia Milia y Ana María Martí.
Por la tarde
declaró la integrante de la agrupación H.I.J.O.S. Cecilia Cesaroni, quien fue
señalada por el hijo de Liliana y Eduardo como la primera persona de esta
agrupación que se le acercó. La joven contó cómo se organizaba a fines de los
90 y principios de 2000 la agrupación
para colaborar en la búsqueda de sus hermanos desaparecidos durante el
terrorismo de Estado. Cecaroni detalló que se organizaban por comisiones de
trabajo y que ella integraba la Comisión de Hermanos, que se encargaba de
recibir denuncias de chicos que podrían ser hijos de desaparecidos y consultas
de jóvenes con dudas sobre su identidad. Luego contó que desde 1998 tenían
denuncias acerca de que Hilario Bacca podría ser hijo de desaparecidos: la
primera fue de ese año, luego llegó otra en 2000 y otra más en 2001. Las
denuncias coincidían en que una médica de La Plata tenía una hija biológica y
un hijo que habían “adoptado” porque no podían tener más chicos, y que su tío o
padrino era un militar y era quien lo había entregado. Como muchas veces
ocurre, esas denuncias provenían del entorno de los apropiadores. En 2005,
llegó una nueva denuncia con datos más contundentes de alguien que estaba en
contacto con Hilario. Fue aquí cuando la agrupación H.I.j.O.S. decidió evaluar
una posible aproximación al joven para contarle que había posibilidades de que
fuera hijo de desaparecidos, como luego lo confirmaron los estudios de ADN.
Algunas de las
variables que la agrupación tuvo en cuenta a la hora de decidir el acercamiento
al hijo de Liliana Pereyra y Eduardo Cagnola fueron, según Cesaroni, que el
joven sabía que no era hijo biológico de la pareja Bacca-Miriñelarena, que
hacía tiempo que estaba haciendo terapia, lo que garantizaba que tenía una
espacio de reflexión y contención, y que “los apropiadores no fueran militares
sino civiles también fue tomado en cuenta, ya que daba la posibilidad de que
estuviera más abierto a escuchar algo de un organismo de derechos humanos”,
detalló Cecilia.
De esta manera
los H.I.J.O.S realizaron el primer contacto por teléfono. “El primer llamado
fue en julio de 2005, hablamos como 45 minutos, le contamos que teníamos
información que decía que él podía ser hijo de desaparecidos. Hablamos mucho, pero
me pidió que no lo llamara nunca más; aunque antes de cortar me dijo: ‘si me
separo de mí te agradezco el llamado´”, describió Cesaroni.
Pasaron tres
semanas y los H.I.J.O.S decidieron volver a llamarlo. En ese momento no lo
encontraron, pero le dejaron un mensaje en el contestador al que el joven
respondió con un llamado a Cecilia. Fue entonces que en agosto de ese año se
produjo el primer encuentro: “Nos juntamos en un bar y charlamos durante dos
horas”. Cecilia cuenta que el vínculo entre ellos se estrechó, que charlaban
por teléfono, que tuvieron otros encuentros y que incluso la invitó a su casa.
“Una vez fuimos a un bar a escuchar a un músico que hacía un tributo a Silvio
Rodríguez”, recordó. También contó que -no recuerda si producto del acercamiento
a H.I.J.O.S o a las dudas sobre su origen- el hijo de Liliana y Eduardo, le dijo
que él preguntó en la casa más detalles sobre cómo había llegado y que le
dijeron que Lugones (la mujer Minicucci) estaba al tanto de que querían otro bebe
y que les prometió que les “conseguiría” uno para enero del 78, pero que eso no
se había cumplido “por eso Mariñelarena y Bacca se habían deprimido mucho,
según contó Hilario, pero en febrero llegó”, explicó Cesaroni.
En esos
encuentros Cecilia le explicó minuciosamente a Hilario cómo era el proceso para
recuperar su identidad, cómo funcionaba la Comisión Nacional por el Derecho a
la Identidad (CONADI), qué era el Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG) y
también le explicó que en algún momento él debería tomar una decisión. El joven
empezó a cuestionar el proceder de H.I.J.O.S, el acercamiento: “Yo le pregunté
si consideraba que hubiera una mejor forma de decir a alguien que podría ser
hijo de desaparecidos, y él acordó conmigo en que no”.
Cesaroni
también contó que en ese contexto el nieto restituido dijo: “yo sabía que esto
en algún momento iba a pasar”. Los encuentros siguieron durante 2006 y allí el
joven también le contó que en los 80 Bacca lo había ido a ver a Minicucci para
saber su procedencia y que Minicucci le había confirmado: “Es hijo de
subversivos”.
Llegaron
al 2007 e Hilario Bacca seguía sin querer analizarse: “en un momento me planteó
que se analizaría cuando muriera Mariñelarena porque no quería lastimarla,
porque era la que más sufría”. Las Abuelas de Plaza de Mayo también tenían
sospechas de que él era uno de los nietos que desde hacía treinta años estaban
buscando, así es que se decidió pasar el caso a la justicia, para que actuara
en un presunto delito de lesa humanidad como lo es la apropiación de niños
durante la última dictadura. El resto es historia ya conocida. El joven dejó de
tener contacto con Cecilia y la agrupación H.I.J.O.S, la justicia actuó y se
confirmó que era hijo de Liliana Pereyra y Eduardo Cagnola. Hilario supo que su
mamá lo llamó Federico y que su familia lo buscaba desesperadamente desde la desaparición
de sus padres. También supo que su mamá lo parió en la ESMA y que se lo
arrancaron de los brazos para entregarlo a una familia que no era la que lo
esperaba incondicionalmente. Supo que su papá estuvo secuestrado en Buzos
tácticos y que ni siquiera llegó a conocerlo. También conoció a su Abuela
“Coqui”, referente de Abuelas La Plata, a sus tíos Pereyra María Alejandra y
Marcelo y a toda su familia paterna oriunda de Chacabuco. Hoy todos esperan
justicia, para poder recomenzar desde la verdad.
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