Las audiencias del juicio por la
apropiación del hijo de Liliana Pereyra y Eduardo Cagnola continuaron
el viernes último con las declaraciones del nieto restituido y su abuela materna, la referente de la filial de Abuelas La Plata, Jorgelina “Coqui” Azzarri de Pereyra, y las de la tía materna,
María Alejandra Pereyra y del tío paterno, Daniel Cagnola. El Tribunal N°4, integrado
por los doctores Néstor Guillermo Costabel, Pablo Bertuzzi y Leopoldo Bruglia,
está juzgando a los apropiadores José Ernesto Bacca y Cristina Gloria
Mariñelarena, y a la mujer que habría actuado como entregadora, Inés Graciela
Lugones, por el delito de apropiación.
La primera en declarar fue la
“abuela Coqui” quien relató cómo Eduardo y Liliana habían decidido ir a vivir a
Mar del Plata: “Ellos militaban en Montoneros, ya se sabía lo que pasaba en La
Plata por eso yo les dije que se fueran a vivir Mar del Plata, que teníamos familiares.
Así que se fueron ahí y trataron de trabajar. El mismo día que les pedí que
viajaran, esa misma noche, nos encontramos en la estación de trenes y viajaron”.
Luego vino el secuestro, la desaparición. Eduardo y Liliana, embarazada de
cinco meses, fueron llevados al Centro Clandestino que funcionaba en Buzos
Tácticos, pero ella fue llevada a parir a la ESMA y luego devuelta a la Base
Naval, sin su hijo.
Los primeros en saber sobre el
allanamiento fueron los Cagnola porque recibieron de vuelta una carta que
habían enviado a Eduardo. Su padre llamó a la pensión donde la pareja se había
instalado, luego de vivir un tiempo en lo de los familiares de los Pereyra, y
el dueño les advirtió que algo terrible había pasado pero que no se los podía
decir por teléfono. Tal como contó Daniel Cagnola en su testimonio, viajaron de
inmediato para saber de qué se trataba: “Nosotros vivíamos en Chacabuco así que mi
papá viajó desde ahí a Mar del Plata y, en la pensión, el encargado le contó
que fuerzas de seguridad los estaban esperando, que dijeron que hacía un mes
que los estaban buscando, y que se los llevaron”. Desde entonces ambas familias
comenzaron la búsqueda incansable de sus hijos y del nieto que debía nacer en
febrero de 1978.
Coqui contó sobre su incorporación
a Abuelas de Plaza de Mayo y su búsqueda: “A las Abuelas nos cerraban las puertas
en nuestro país, entonces decidimos viajar afuera para contar lo que pasaba acá
y allí pudimos hablar con sobrevivientes, en Francia, en Suiza”. Fue en el
exterior donde Coqui supo del nacimiento de su nieto: “En Suiza conocimos a Sara
Osatinsky. Estuvimos seis, siete horas charlando… yo tenía una necesidad
imperiosa de saber qué había pasado con mi hija, cómo había tenido a su hijito.
Porque yo lamentaba no haber estado con mi hija en un momento tan importante”.
Sara contó que Liliana era un sostén para el resto de las compañeras que se
encontraban cautivas “en la piecita de las embarazadas” que funcionaba en la
Escuela de Mecánica de la Armada. También le contó que los encargados de las
parturientas eran los represores Pedro Bolita y Héctor Febres y que quien
estuvo a cargo del parto fue Jorge Luis Magnacco. “Ni siquiera le dieron la
posibilidad de estar unas horas con su bebé”, se angustió la referente de
Abuelas La Plata.
Luego se refirió a la búsqueda de
su nieto: “buscamos a Federico (como las sobrevivientes le contaron que Liliana
llamó a su hijo al nacer) desde el 5 de octubre de 1977, cuando secuestraron a
sus padres”, comenzó. “Las primeras informaciones sobre él las tuvimos por una
investigación de H.I.J.O.S. que supo que este matrimonio tenía un chico que podía
ser hijo de desaparecidos”. Federico fue contactado por integrantes de esta
asociación que le informaron las sospechas que había sobre su origen, pero el
joven se negó a realizarse el estudio de ADN, por lo que el caso fue presentado
ante la justicia que lo citó para realizarse los análisis y, frente a la nueva
negativa, se hizo un allanamiento en el que se extrajeron objetos del joven para
poder tomar ADN. Con esas muestras se pudo determinar que era el hijo de
Liliana Pereyra y Eduardo Cagnola. Luego vino el encuentro y la reconstrucción
de una relación truncada por el terrorismo de Estado: “La verdad que tenemos
una buena relación. Yo le doy lugar a que me cuente lo que quiera, no lo
presiono. Desgraciadamente (los
apropiadores) me quitaron mis derechos y eso es un dolor enorme que no me puedo
sacar. Él está en un proceso. Ella (Cristina Mariñelarena) era médica obstetra
y Bacca, no sé bien. A mi nieto se lo quedó esta pareja, que tenía relación con
(el represor fallecido) Guillermo Minicucci
y su señora (la imputada Lugones), se conocían eso es lo que es”. Con respecto a esto la defensa quiso saber si
ella tenía encuentros con su nieto y los apropiadores, pero Coqui aclaró: “Todas
las veces que me encontré con esta familia fueron pura y exclusivamente por mi
nieto, porque no tengo nada que charlar con ellos. Porque a mí ellos me robaron
todo. No podían negar lo que estaba pasando: que a las mamás las mataban y a
los chiquitos los robaban”.
La tía materna María Alejandra Pereyra
también destacó en su declaración: “La relación que tenemos es hermosa, él se
abrió mucho al incorporarnos a su vida, tenemos un buen vínculo. Pero no lo
presionamos”. Y frente a la insistencia de la defensa por saber si mantenían
relación con los apropiadores aclaró que sólo se vieron una vez,
circunstancialmente, a pedido de su sobrino.
La declaración del nieto
restituido fue una muestra de la presión que los apropiadores aún ejercen sobre
sus apropiados. El hijo de Liliana Pereyra y Eduardo Cagnola, se presentó
como Hilario Bacca, nacido en La Plata, a pesar de saber cuál es su filiación
biológica y que su nacimiento fue durante el cautiverio de su madre en la ESMA.
El tío paterno, Daniel Cagnola,
último en declarar describió un poco la situación: “Haber localizado a mi
sobrino fue la alegría de haber encontrado al hijo de mi hermano y la tristeza
de saber que todo no fue como hubiéramos querido”. En este sentido la abuela
Coqui también había reflexionado: “Encontrar a mi nieto fue lo más importante que
me ha ocurrido, no solo por el amor que le tengo, sino porque desde que
desapreció mi hija me juré que no iba a parar hasta encontrar a mi nieto. Por
eso me apena el dolor que él está sintiendo por culpa de los adultos (los
apropiadores), que lo ponen es esta situación de estar en el medio de algo que
él no tiene la culpa de nada, él es una víctima”. El nieto de Coqui fue llamado
a declarar por parte de la defensa para testificar a favor de los apropiadores,
quienes lo tuvieron durante 35 años cautivo mientras su familia lo estaba
buscando.
Las audiencias se
reanudarán el próximo martes, a partir de las 10, en la sala B de los
Tribunales de Comodoro Py. Estos juicios son orales y públicos.
No tienen perdon por las mentiras y la manipulacion de la informacion de lo que ocurrio en la audiencia.
ResponderEliminarSras, este sujeto que escribe, no esta cautivo de nada mas que de sus Odios.
Hilario Bacca
Sos una gran persona Hilario, alguien tiene y debe entender tu situación, un cariño.
ResponderEliminarGracias, se que todavia hay GENTE en nuestro pais! Gracias, gracias, gracias.
EliminarHay mucha GENTE en nuestro país, entenderte no significa no entender a tu abuela biológica, mucho dolor y muchos años, ojala puedas abrirte al amor , sumar como decis vos, tu abuela no es el enemigo, si necesitas odios que no vayan contra ella, y si querés contra nadie , es tiempo de amor, te lo mereces, se lo merece ella también, poquitos años te va a tener, un abrazo
EliminarPor que no transcriben mi declaracion exacta? Cobardes!
ResponderEliminarHilario Bacca
No acalles tus sentimientos, lucha por ellos; reconstruye, rearma, sé feliz.
EliminarReconstruye, rearma, sé feliz.
Eliminarcual es tu declaración que no podemos leer ?? aprovecha este espacio para entenderte más
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