domingo, 17 de febrero de 2013

La Abuela “Coqui” Pereyra declaró: “No podían negar lo que estaba pasando, que a las mamás las mataban y a los chiquitos los robaban”.


Las audiencias del juicio por la apropiación del hijo de Liliana Pereyra y Eduardo Cagnola continuaron el viernes último con las declaraciones del nieto restituido y su abuela materna, la referente de la filial de Abuelas La Plata, Jorgelina “Coqui” Azzarri de Pereyra, y las de la tía materna, María Alejandra Pereyra y del tío paterno, Daniel Cagnola. El Tribunal N°4, integrado por los doctores Néstor Guillermo Costabel, Pablo Bertuzzi y Leopoldo Bruglia, está juzgando a los apropiadores José Ernesto Bacca y Cristina Gloria Mariñelarena, y a la mujer que habría actuado como entregadora, Inés Graciela Lugones,  por el delito de apropiación.
La primera en declarar fue la “abuela Coqui” quien relató cómo Eduardo y Liliana habían decidido ir a vivir a Mar del Plata: “Ellos militaban en Montoneros, ya se sabía lo que pasaba en La Plata por eso yo les dije que se fueran a vivir Mar del Plata, que teníamos familiares. Así que se fueron ahí y trataron de trabajar. El mismo día que les pedí que viajaran, esa misma noche, nos encontramos en la estación de trenes y viajaron”. Luego vino el secuestro, la desaparición. Eduardo y Liliana, embarazada de cinco meses, fueron llevados al Centro Clandestino que funcionaba en Buzos Tácticos, pero ella fue llevada a parir a la ESMA y luego devuelta a la Base Naval, sin su hijo.
Los primeros en saber sobre el allanamiento fueron los Cagnola porque recibieron de vuelta una carta que habían enviado a Eduardo. Su padre llamó a la pensión donde la pareja se había instalado, luego de vivir un tiempo en lo de los familiares de los Pereyra, y el dueño les advirtió que algo terrible había pasado pero que no se los podía decir por teléfono. Tal como contó Daniel Cagnola en su testimonio, viajaron de inmediato para saber de qué se trataba: “Nosotros vivíamos en Chacabuco así que mi papá viajó desde ahí a Mar del Plata y, en la pensión, el encargado le contó que fuerzas de seguridad los estaban esperando, que dijeron que hacía un mes que los estaban buscando, y que se los llevaron”. Desde entonces ambas familias comenzaron la búsqueda incansable de sus hijos y del nieto que debía nacer en febrero de 1978.
Coqui contó sobre su incorporación a Abuelas de Plaza de Mayo y su búsqueda: “A las Abuelas nos cerraban las puertas en nuestro país, entonces decidimos viajar afuera para contar lo que pasaba acá y allí pudimos hablar con sobrevivientes, en Francia, en Suiza”. Fue en el exterior donde Coqui supo del nacimiento de su nieto: “En Suiza conocimos a Sara Osatinsky. Estuvimos seis, siete horas charlando… yo tenía una necesidad imperiosa de saber qué había pasado con mi hija, cómo había tenido a su hijito. Porque yo lamentaba no haber estado con mi hija en un momento tan importante”. Sara contó que Liliana era un sostén para el resto de las compañeras que se encontraban cautivas “en la piecita de las embarazadas” que funcionaba en la Escuela de Mecánica de la Armada. También le contó que los encargados de las parturientas eran los represores Pedro Bolita y Héctor Febres y que quien estuvo a cargo del parto fue Jorge Luis Magnacco. “Ni siquiera le dieron la posibilidad de estar unas horas con su bebé”, se angustió la referente de Abuelas La Plata.
Luego se refirió a la búsqueda de su nieto: “buscamos a Federico (como las sobrevivientes le contaron que Liliana llamó a su hijo al nacer) desde el 5 de octubre de 1977, cuando secuestraron a sus padres”, comenzó. “Las primeras informaciones sobre él las tuvimos por una investigación de H.I.J.O.S. que supo que este matrimonio tenía un chico que podía ser hijo de desaparecidos”. Federico fue contactado por integrantes de esta asociación que le informaron las sospechas que había sobre su origen, pero el joven se negó a realizarse el estudio de ADN, por lo que el caso fue presentado ante la justicia que lo citó para realizarse los análisis y, frente a la nueva negativa, se hizo un allanamiento en el que se extrajeron objetos del joven para poder tomar ADN. Con esas muestras se pudo determinar que era el hijo de Liliana Pereyra y Eduardo Cagnola. Luego vino el encuentro y la reconstrucción de una relación truncada por el terrorismo de Estado: “La verdad que tenemos una buena relación. Yo le doy lugar a que me cuente lo que quiera, no lo presiono.  Desgraciadamente (los apropiadores) me quitaron mis derechos y eso es un dolor enorme que no me puedo sacar. Él está en un proceso. Ella (Cristina Mariñelarena) era médica obstetra y Bacca, no sé bien. A mi nieto se lo quedó esta pareja, que tenía relación con (el represor fallecido) Guillermo Minicucci  y su señora (la imputada Lugones), se conocían eso es lo que es”.  Con respecto a esto la defensa quiso saber si ella tenía encuentros con su nieto y los apropiadores, pero Coqui aclaró: “Todas las veces que me encontré con esta familia fueron pura y exclusivamente por mi nieto, porque no tengo nada que charlar con ellos. Porque a mí ellos me robaron todo. No podían negar lo que estaba pasando: que a las mamás las mataban y a los chiquitos los robaban”.
La tía materna María Alejandra Pereyra también destacó en su declaración: “La relación que tenemos es hermosa, él se abrió mucho al incorporarnos a su vida, tenemos un buen vínculo. Pero no lo presionamos”. Y frente a la insistencia de la defensa por saber si mantenían relación con los apropiadores aclaró que sólo se vieron una vez, circunstancialmente, a pedido de su sobrino.
La declaración del nieto restituido fue una muestra de la presión que los apropiadores aún ejercen sobre sus apropiados. El hijo de Liliana Pereyra y Eduardo Cagnola, se presentó como Hilario Bacca, nacido en La Plata, a pesar de saber cuál es su filiación biológica y que su nacimiento fue durante el cautiverio de su madre en la ESMA.
El tío paterno, Daniel Cagnola, último en declarar describió un poco la situación: “Haber localizado a mi sobrino fue la alegría de haber encontrado al hijo de mi hermano y la tristeza de saber que todo no fue como hubiéramos querido”. En este sentido la abuela Coqui también había reflexionado: “Encontrar  a mi nieto fue lo más importante que me ha ocurrido, no solo por el amor que le tengo, sino porque desde que desapreció mi hija me juré que no iba a parar hasta encontrar a mi nieto. Por eso me apena el dolor que él está sintiendo por culpa de los adultos (los apropiadores), que lo ponen es esta situación de estar en el medio de algo que él no tiene la culpa de nada, él es una víctima”. El nieto de Coqui fue llamado a declarar por parte de la defensa para testificar a favor de los apropiadores, quienes lo tuvieron durante  35 años cautivo mientras su familia lo estaba buscando.

            Las audiencias se reanudarán el próximo martes, a partir de las 10, en la sala B de los Tribunales de Comodoro Py. Estos juicios son orales y públicos. 

8 comentarios:

  1. No tienen perdon por las mentiras y la manipulacion de la informacion de lo que ocurrio en la audiencia.
    Sras, este sujeto que escribe, no esta cautivo de nada mas que de sus Odios.
    Hilario Bacca

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  2. Sos una gran persona Hilario, alguien tiene y debe entender tu situación, un cariño.

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    1. Gracias, se que todavia hay GENTE en nuestro pais! Gracias, gracias, gracias.

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    2. Hay mucha GENTE en nuestro país, entenderte no significa no entender a tu abuela biológica, mucho dolor y muchos años, ojala puedas abrirte al amor , sumar como decis vos, tu abuela no es el enemigo, si necesitas odios que no vayan contra ella, y si querés contra nadie , es tiempo de amor, te lo mereces, se lo merece ella también, poquitos años te va a tener, un abrazo

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  3. Por que no transcriben mi declaracion exacta? Cobardes!
    Hilario Bacca

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    1. No acalles tus sentimientos, lucha por ellos; reconstruye, rearma, sé feliz.

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    2. Reconstruye, rearma, sé feliz.

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    3. cual es tu declaración que no podemos leer ?? aprovecha este espacio para entenderte más

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